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domingo, 3 de enero de 2016

Susana y los ancianos. Carta a Sus Majestades los Reyes Magos.




  En el capítulo 13 del Libro de Daniel se nos narra la historia de Susana y los ancianos, tema de gran inspiración en el arte. La narración se conserva en griego por lo que se suele deducir que el texto empezó siendo independiente del Libro, está escrita en tercera persona (narrador heterodiegético, contada la historia por una tercera persona que no forma parte del relato) y proporciona muchos detalles acerca de los personajes que intervienen.

  Susana es una bella mujer casada con Joaquín, rico judío que es vista y deseada por dos ancianos que habían sido nombrados jueces entre los judíos en el exilio de Babilonia. Los ancianos urden un plan para abusar sexualmente de ella buscando una ocasión para sorprenderla a solas: “la puerta del jardín está cerrada y nadie nos ve. Nosotros ardemos de pasión por ti; consiente y acuéstate con nosotros. Si te niegas daremos testimonio contra ti, diciendo que un joven estaba contigo y que por eso habías hecho salir a tus servidoras. Susana gimió profundamente y dijo: No tengo salida: si consiento me espera la muerte, si me resisto, no escaparé de las manos de ustedes. Pero prefiero caer entre sus manos sin haber hecho nada, que pecar delante del Señor (20-23)”. Es decir, Susana se enfrenta a la condena a muerte por lapidación reservada a las adúlteras, o a pecar contra Dios. Decide defender sus principios y su honestidad a sabiendas de que estaba condenada de antemano por el falso testimonio de dos jueces a los que se les presuponía un juicio y conducta intachables.
  En la Asamblea, Susana: “clamó en alta voz: Dios eterno, tú que conoces los secretos, tú que conoces todas las cosas antes de que sucedan, tú sabes que ellos han levantado contra mí un falso testimonio. Yo voy a morir sin haber hecho nada de todo lo que su malicia ha tramado contra mí. El Señor escuchó su voz: cuando la llevaban a la muerte, suscitó el santo espíritu de un joven llamado Daniel (42-45)”. Daniel desenmascaró el falso testimonio interrogándolos por separado, cayeron en contradicciones testificales, y finalmente los ancianos fueron condenados a la pena de muerte para cumplir la Ley de Moisés.

 Del relato bíblico sacamos dos conclusiones: Dios premia la integridad moral, y la sabiduría no es patrimonio exclusivo de la edad puesto que la conducta de los jóvenes Daniel y Susana fue más sabia y prudente que la de los ancianos solo obcecados por su lascivia e iniquidad.

  Mi carta a los Reyes Magos pide dos cosas: que la sociedad española mantenga firmes sus principios, que no se deje engañar por liberticidas, oportunistas y enemigos de la Nación, y que Daniel desenmascare a los políticos ávidos de poder a los que se les presupone sabiduría, buen juicio y conducta intachables.
  Vivimos tiempos de relativismo axiológico (lo mismo Juana que su hermana) y de formación de la opinión pública en las televisiones donde se nos vende una máxima: todo lo que es técnica, tecnológica o políticamente posible, es éticamente deseable y asumible. El bipartidismo entendido como PpPsoe está supuestamente enterrado y aparece ante la opinión publicada (no existe la opinión del hombre de la calle como tal, es un mero puzzle de gentes en el que cada uno es como cada uno y sus caunás como dice la sentencia popular) como esos viejos que tentaron a Susana con malas artes, pero en una sociedad que ha dejado de creer en Cristo, se termina creyendo en todo cristo, y el Espíritu Santo que ilumina a Daniel se encuentra en las televisiones al servicio del espectáculo y del share.

  Dado que los medios de comunicación de masas terminan plegándose al poder y al interés asociado, les pido igualmente a los Reyes Magos el Libro VII de la República de Platón, el mito de la caverna, donde se explica alegóricamente la situación en la que se encuentra el hombre en relación con el conocimiento: el mundo sensible hoy en manos de la pantalla de plasma y el mundo de las ideas solo alcanzable mediante la razón y fagocitado igualmente en sus tertulias. También les pido a los Reyes Magos un buen Libro de Historia para la desmemoria supina o ideológica, con el objeto de que nuestros políticos no confundan el referéndum sobre la iniciativa del proceso autonómico de Andalucía el 28 de febrero de 1980 con un referéndum de secesión.

  También les pido a Sus Majestades, que en determinadas tradiciones: Cabalgata de Reyes, alumbrado navideño, la Toma de Granada, procesiones, etc. hagan magia aritmética con los votos progres en los plenos para que no se desvirtúen las fiestas y su sentido simbólico.
  También les pido a Sus Majestades carbón para Mas abocado ya a repetir elecciones en Cataluña, y carbón para su procés. Y carbón para los corruptos y para quienes no quieren bajarse o en su caso subirse al coche oficial, ni asumen sus fracasos ni el de las organizaciones políticas que los han apoyado. Quiero que Sus Majestades nos traigan una España Susana y líderes políticos danieles desenmascarando a los jueces ancianos lascivos y corrompidos.

  Y si no es mucho pedir, que nos bajen los impuestos, que no jodan la senda del crecimiento económico, que Grecia sea ejemplo solo como cuna de la filosofía y Venezuela como país hermano; que el futuro Presidente actúe como Churchill y no como Chamberlain en relación con los enemigos de la Nación y el proceso secesionista de Cataluña y que la tan pomposa vocación de servicio incluya la dimisión de los próceres que son el problema más que la solución en la situación política que vive España.

  En lo personal, les pido a Sus Majestades que nunca pierda mi vida la chispa, la poesía, el entusiasmo...me comprometo a cambio, a seguir escribiendo la carta a Sus Majestades todas las Navidades y a cumplir con nuestras tradiciones comiendo roscón de reyes y dejando mi zapato en el balcón con una pequeña provisión de víveres para los camellos  y pajes reales todas las noches mágicas.