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sábado, 2 de julio de 2016

La concha de Santiago es el símbolo del Camino

 “Personalmente, la definición que me parece menos imperfecta, por ser la más amplia, es la siguiente: el mito cuenta una historia sagrada; relata un acontecimiento que ha tenido lugar en el tiempo primordial, el tiempo fabuloso de los comienzos. Dicho de otro modo: el mito cuenta cómo, gracias a las hazañas de los Seres Sobrenaturales, una realidad ha venido a la existencia, sea ésta la realidad total, el Cosmos, o solamente un fragmento: una isla, una especie vegetal, un comportamiento humano, una institución. Es, pues, siempre el relato de una creación: se narra cómo algo ha sido producido, ha comenzado a ser. El mito no habla de lo que ha sucedido realmente, de lo que se ha manifestado plenamente. Los personajes de los mitos son Seres Sobrenaturales. Se les conoce sobre todo por lo que han hecho en el tiempo prestigioso de los comienzos. Los mitos revelan, pues, la actividad creadora y desvelan la sacralidad (o simplemente la sobre-naturalidad) de sus obras. En suma, los mitos describen las diversas, y a veces dramáticas, irrupciones de lo sagrado (o de lo sobrenatural) en el Mundo. Es esta irrupción de lo sagrado la que fundamenta realmente el Mundo y la que le hace tal como es hoy día. Más aún: el hombre es lo que es hoy, un ser mortal, sexuado y cultural, a consecuencia de las intervenciones de los seres sobrenaturales. -Mircea Eliade-
  El propósito del mito no es entretener, sino brindar una explicación al sentido de la vida, no procura como la ciencia dar explicaciones racionales y lógicas a los fenómenos, sino  dar explicaciones mágicas y fantásticas. No es un cuento para entretenernos, ni una leyenda. La leyenda pretende narrar de forma folclórica un acontecimiento histórico, pero el mito intenta explicar el origen del mundo y de sucesos que se escapan a nuestro entendimiento.

  El símbolo es la representación gráfica de un concepto, es el elemento que por convención o asociación se considera representativo de una idea, de una entidad o de una condición. Las ostras, conchas marinas, caracolas...forman parte de las cosmologías acuáticas y del simbolismo sexual. Hay una concentración de fuerzas del Agua, la Luna y la Mujer: semejanza entre la concha marina y los órganos genitales femeninos y sus relaciones con las aguas y la luna (humedad vaginal de la mujer y ciclo menstrual). El simbolismo de las conchas se encuentra en ritos agrarios y nupciales y la perla que se forma en las conchas se consideró siempre una fuerza generatriz que le confiere un valor de elemento sagrado, y por ello está presente en los adornos que embellecen a la mujer.
  En el origen de la concha de Santiago, el novum es que mito, leyenda y símbolo se unen en un mismo relato. Encontramos los elementos que definen al mito: seres sobrenaturales que nos desvelan una sacralidad, algo numinoso; de la leyenda: un acontecimiento folcklórico; y del símbolo: la representación gráfica de una aparición milagrosa. Lo sagrado, el cadáver del Apóstol, penetra en la tradición oral de la mano de una leyenda: una boda importante de personas con prestigio y poder, y encuentra su símbolo en la concha venera, como fuerza generatriz del agua y de la mujer (la novia).
 “Los discípulos que traían el cadáver del Apóstol Santiago desde Judea, al llegar a la altura de las Islas Cíes en la entrada de la actual ría de Vigo advirtieron que en la orilla se estaba celebrando en ese momento una boda.
  El padre de la novia, el Señor de la localidad de Maia, había decidido citar en su propiedad a la familia del novio que había venido desde la localidad de Gaia.
  Uno de los juegos que se estaban celebrando durante la fiesta consistía en montarse a caballo y galopar mientras el jinete impulsaba al aire una lanza para tratar de recogerla antes de que cayera al suelo. Cuando le tocó el turno al novio, el joven lanzó su caña de tal modo que ésta se desvió hacia el mar y se introdujo en las aguas para no perderla.
 Desaparecidos caballo y caballero, los testigos vieron asombrados cómo ambos reaparecían más lejos, al lado de la barca que transportaba al Apóstol y que se estaba acercando a la costa. El intrépido caballero se dispuso a saludar a los navegantes y se dio cuenta que tanto él como su caballo tenían muchas conchas de vieira encima.
 Los discípulos de Santiago interpretaron semejante recibimiento como un milagro indudable e invitaron al novio a subir a bordo. Mientras los participantes en la boda esperaban expectantes, el joven y los discípulos estuvieron hablando de lo ocurrido. A resultas de ello el joven decidió convertirse al cristianismo. Los discípulos interpretaron que ese milagro debería de ser perpetuado de alguna forma por lo cual decidieron que todos aquellos que fueran a ir en peregrinación a venerar el cuerpo del apóstol, deberían de llevar una concha de vieira con ellosFuente
  Pero la simbología de la concha venera no se agota en esas fuerzas generatrices, “Aymeric al explicar la simbología de la concha de vieira, dice que las dos valvas representan los dos mandamientos de la caridad (amor a Dios y al prójimo), y que la forma exterior de la concha, que recuerda los dedos de una mano, significa las buenas obras en las que debe preservar su portador. Podríamos decir, pues, que, con concha o sin ella, si el peregrino vuelve a su hogar reconociendo el don recibido y fortalecido en su deseo de hacer el bien, la peregrinación a Santiago habrá surtido su efecto:” Fuente.
  También la concha de Santiago es emblema simbólico de iniciación de un camino como la pata palmeada de una oca, así como de su final toda vez que cuando regresaban a sus pueblos de origen, los peregrinos llevaban consigo la venera como reconocimiento de haber hecho el Camino. Recordemos también que se atribuye la fundación de la ciudad de Noia a los descendientes de Noé y su hijo Jafet tras el diluvio, y que su escudo lleva el Arca como seña de identidad.
  Todos los expertos que han escrito sobre el Camino de Santiago están de acuerdo en un punto: hubo una ruta anterior al fenómeno de la peregrinación que conducía a gentes de toda laya y condición, al Finisterre, al Ara Solis, a la muerte temporal del Sol, en un viaje de este a oeste por la Galicia mística de los viejos cultos al Sol y a la piedra.
 Galicia es la Ítaca del Camino jacobeo según Sánchez Dragó, quien además ve en ese viaje iniciático, una reconstrucción del mito de Osiris.
  El Camino hoy como antaño es un camino de transformación, de luz interior, o no es. Y toda transformación exige un morir para renacer renovado. El Camino por tanto es un viaje de oca a oca que va desde la visita a la tumba del Apóstol Santiago el Mayor hasta la tumba del sol engullido por el Mar Tenebroso, donde se creía que iban las almas cuando se morían, una metáfora de la vida y de la muerte sin duda. Galicia es el país de los muertos, la frontera entre el mundo terrenal, el infierno que se encontraba donde el sol se escondía, y el edén, ultreia los mares. Perfecta weltanschauung (visión del mundo) cristiana de la Edad Media. Vid.
  Ahí radica tal vez el hecho de que la vieira, pese a no ser un símbolo crístico y pese a que no se encuentra de manera natural fuera de la costa, se haya impuesto como atributo inconfundible del Apóstol y como símbolo del Camino de Santiago por su profundo significado ultreia del Mar Tenebroso camino del edén.

 Recordemos que en la iconografía del Apóstol lo vemos bien como líder militar a caballo en la Batalla de Clavijo, o bien como humilde peregrino mensajero de Cristo con su concha venera.
 Pero tal vez, desmitificando el símbolo y en lectura antropológica de la cultura como explicación, podamos pensar en la abundancia de este molusco al igual que ocurre con los ramos de palmera en Tierra Santa, y en la industria asociada de su actividad artesanal y su importante mercado en la ciudad de Santiago que comercializaba las conchas con monopolio y cuya venta estaba prohibida fuera de esta ciudad bajo amenaza de excomunión de la Iglesia Católica, como otra razón añadida o como explicación etic.                                  
  Sea como fuere, en el Camino de Santiago (no confundir con el Camino a Santiago), lo importante es la meta, el abrazo al Apóstol, por ello: “Desde que la peregrinación a la Tumba de Santiago, surgida espontáneamente a lo largo de los siglos IX y X, se institucionalizó para determinadas consideraciones sociales y religiosas, fue necesario acreditar haberla cumplido. Para ello, primero se utilizaron las insignias que se adquirían únicamente en Santiago consistentes en la venera o concha de vieira. Es fácil deducir la facilidad de falsificar esta rudimentaria certificación. Falsificación que se dio efectivamente, obligando a los prelados de Compostela y al mismísimo Papa a decretar penas de excomunión contra los falsificadores. Más eficaz, por ser más difíciles de falsificar, fueron las llamadas cartas probatorias, que ya se expedían en el siglo XIII. Estas cartas son el origen directo de La Compostela”. Fuente.
  Es decir, que al peregrino que llegaba a Santiago de Compostela, se le entregaba un pergamino que confirmaba su periplo y se le colocaba en la indumentaria la concha de vieria como metáfora y forma de recordar su Camino y reafirmarse en la fe del bautismo con una concha tomada de las aguas marinas. Recordemos que el bautismo en sentido etimológico significa sumergirse en las aguas para volver a la superficie renacido, y que entre los ritos de los peregrinos en la Edad Media, era frecuente intercambiar las conchas ganadas en señal de fraternidad cristiana.

  Debemos determinar pues, que la concha era un accesorio que tan solo deberían portar aquellos peregrinos a modo de condecoración que ya hubieran alcanzado su meta: Santiago de Compostela y que ya estuvieran de regreso a su lugar de procedencia. El pectem maximus (nombre científico de la venera) pasó a denominarse igualmente pectem jacobaeus en reconocimiento de la taxonomía al Apóstol.
  Y para terminar hay que hacerlo por donde hay que empezar y viceversa. La concha de Santiago es el símbolo del Camino en peregrinación a la tumba del Apóstol, y la pregunta es siempre la misma, ¿está allí enterrado Santiago el Mayor? Donde la filosofía y la ciencia no llegan, poesía. Frente a la desacralización, la desmitificación y el ¿rigor histórico?, el argumento de Tertuliano: credo quia absurdum. Cuanto menor apoyo racional se tenga, mayor ha de ser la fe. En este caso, en palabras de Lola Quiroga, cuando muevo montañas, recupero la fe. Y esas montañas en el Camino son poesía bajo las nubes. Buen Camino...y no olvide su venera, a la vuelta.

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