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miércoles, 31 de agosto de 2016

Kilómetros y mochilas. Caminantes, peregrinos y turigrinos



  “En ocasiones leo que alguien es un gran peregrino.
 Y yo me pregunto, ¿qué es ser un gran peregrino? ¿Uno que haya hecho mil caminos? ¿Uno que solo vive por y para el Camino y no hay nada más que llene su vida que el Camino? ¿El que cargue con la mochila y más días esté caminando? ¿El que se conozca los nombres de todos los albergues y el de sus hospitaleros?” Carolina.

 “No entiendo la persecución que hay últimamente contra aquellos peregrinos que recorren los últimos 100 kilómetros desde Sarria. Acabo de terminar mi noveno camino, conozco todos los caminos que llevan a Santiago, he vivido experiencias para todos los gustos y no soy ni más ni menos peregrina que los demás. El camino no deja de ser una opción más en la vida, cada uno es libre de elegir cuantos kilómetros quiere o puede recorrer ya sea por gusto, por limitación física, por falta de días, etc... Creo que el respeto está ante todo, cada una de las personas que me he cruzado en mis caminos son únicas y tienen una historia y un porqué de su peregrinación detrás, no soy yo quién para juzgar si su peregrinación es mejor o no que la mía. En el camino primitivo desde Oviedo conocí a una chica que salió andando desde su casa en Munich, llevaba más de dos meses andando, ¿eso le hace más peregrina que yo? ¿Su camino es más válido que el mio? ¿Quién decide eso? Por muchos caminos y kilómetros que llevemos encima, siempre habrá alguien que nos supere. ¿Y entonces qué? Por cierto, a los que se os hace insufrible el camino desde Sarria, hay más opciones, no todo se reduce al Camino Francés. La mayoría de los que hacen Sarria-Santiago desconocen que hay otras opciones para recorrer los 100 kilómetros y acuden a este por ser el más conocido y el que está mejor preparado, simplemente eso. Soy consciente de la masificación, intento evitarla haciendo otros caminos, pero si no tengo otra alternativa, tampoco dejo que eso nuble mi camino, es una situación más, solo hay que adaptarse”. Carla.

  “Son palmeros los que van a Tierra Santa; romeros los que van a Roma; por peregrino en sentido estricto, no se entiende sino el que va a la casa de Santiago o vuelve de ella”.       -Dante-
  Peregrino es aquella persona que está de viaje en lugar sagrado”. -Elías Valiña-.
  "Hay que recuperar el sentido primitivo de las palabras” - Salvador Espriu-


  En los foros de las Redes Sociales hay dos debates esenciales en relación con las rutas jacobeas: la diferencia entre peregrino y turigrino; y el del kilometraje que el Cabildo Catedralicio debería de exigir para ganar la compostela. Para empezar hay que subrayar que para conseguirla, hay que hacer la peregrinación por motivos religiosos o espirituales, o al menos con actitud de búsqueda. Fuente. En otras palabras, el peregrino es quien camina con dicha causa hacia el lugar sagrado de la casa de Santiago.
  En consecuencia, diferenciamos el Camino de Santiago del Camino a Santiago. El primero conlleva una peregrinación religiosa; el segundo iniciática, cultural, deportiva, histórica, etc. Hacer el Camino de Santiago pietatis causa nos fusiona con las religiones exotéricas (con x), es decir, las religiones de un Libro revelado por Dios tal y como las conocemos (Islam, Judaísmo, Cristianismo), lo sagrado está fuera de mí, en la Biblia o en el Corán, es externo, es una cuestión de creencias, de fe en la palabra revelada. Hacer el Camino a Santiago nos entronca con las religiones esotéricas (con s), de lo oculto, lo interno, sin sumisión a ningún dogma, y también con la motivación deportiva, turística o cultural.

  Por tanto, stricto sensu, el concepto de peregrino no va anudado a kilometraje alguno ni a si se lleva consigo la mochila o se la transportan. El Deán catedralicio, nos recuerda en la misa del peregrino, que todo aquel que llegue a la Casa de Santiago con independencia de si lo ha hecho a pie, en avión, en autobús o en tren, es peregrino. De manera que la primera diferenciación ha de establecerse entre peregrino y caminante. Para el caminante lo importante es el camino; para el peregrino, la meta. Para el caminante it´s better to travel hopefully than to arrive, como escribió R.L. Stevenson citando un adagio japonés, es decir, es mejor viajar lleno de esperanzas, que llegar. En otras palabras, la felicidad está en la salida y no en la meta. Para el peregrino, su gozo está en la meta, en Santiago visitando la tumba del Apóstol.
  En definitiva, el concepto de peregrino no puede sustentarse sobre la base de los kilómetros que recorre ni si lleva consigo su mochila, o hace el camino con reservas de hospedaje. El peregrino es quien camina con una motivación religiosa o espiritual.
 El hombre como viajero, caminante o peregrino, es homo viator. ¿Qué entraña esta sinécdoque, ¿que el hombre está siempre en camino? Propiamente solo podemos predicar del hombre su condición de viator desde una perspectiva teológica. En palabras de San Agustín: “Señor nos has hecho para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”, en definitiva, el fin del viaje del hombre está en Dios. Homo viator requiescat in pace.
  En Hegel, el Espíritu es también camino, y para los cristianos, Cristo es “el camino, la verdad y la vida”-Jn 14,6. Pero a diferencia del periplo, del viaje concebido como gesta homérica, el viaje desde una perspectiva escatológica, es meta-físico. Ulises y su hijo Telémaco salen en grupo desde Ítaca para volver a su patria; el peregrino no planifica su Camino como gesta, sino como transformación, como Camino de Luz. El caminante en cambio, sí que lo puede concebir como gesta, como superación, como reto.

  No hay viaje sin camino, sin orientación, sin marcas, sin rumbo, y por ello, no hay viaje irrepetible, sino todo lo contrario, todo camino es repetible por muchos caminantes.
  De manera que el concepto de turigrino en mi opinión es de aplicación para aquellas personas que ni hacen el camino por motivación religiosa, ni como homo viator. Simplemente por esnobismo, por hacer amistades, por enmarcar una compostela, por hacer una ruta del colesterol, o porque le da la gana. Gozan de todo mi respeto. El debate para mí y para la inmensa mayoría que entendemos y respetamos a quienes por falta de tiempo, o cualesquiera razones, solo realizan un kilómetro 100 (sobre todo desde Sarria), es si la masificación desvirtúa o no el sentido que le dieron al camino millones de peregrinos en la Edad Media, y el sentido que le dieron quienes revitalizaron y rescataron del olvido el Camino, como Elías Valiña. Vivimos en libertad y cada uno lo hace como quiere, puede o sencillamente le da la gana. Y no nos pondríamos de acuerdo nunca en quien es peregrino en el sentido extenso que le damos, porque además el camino está desacralizado para la inmensa mayoría, por no hablar del olvido de tramos con gran interés artístico e histórico como el francés entre Burgos y León. Ese es para mí el debate, si la masificación del camino, lo ha desvirtuado, le ha quitado su esencia. El Camino ya no puede volver a esos tiempos en los que dormías en la palloza del Cebreiro en vida de D. Elías Valiña porque la masificación trae oportunidad de negocio, vivimos en una economía de libre mercado y las personas pueden hacer su camino en libertad con sujeción a su marco de valores, estado físico o simplemente como le dé la gana.
 Sobre el debate de exigir más kilómetros para ganar la compostela con el fin de evitar la masificación veraniega en el tramo de Sarria-Santiago, simplemente subrayo que es competencia del Cabildo y que entre los defensores están por un lado asociaciones que añoran o tempora o mores!, y por otro los que defienden determinados intereses económicos.
 Resumiendo, en el Camino conviven caminantes, peregrinos,  turigrinos y gentes de toda laya y condición. El caminante tiene como fin el camino; el peregrino, la meta, la casa del Apóstol; y el turigrino es quien hace el camino ni por motivación religiosa, ni como homo viator, y para nada tienen que ver ni los kilómetros ni la mochila en este debate. Sin embargo sí que hay que exigir a todos, respeto con el medio ambiente, con los demás, con las reglas de juego, con la educación y con la tolerancia. Ser peregrino y caminante es compatible; ser peregrino o caminante con ser turigrino, es incompatible, tertium non datur, pero la actitud en el camino no debe llevar al rechazo o al conflicto, todos cabemos.

  En definitiva, como dijo Spinoza: “Ni nos reímos, ni nos entristecemos, ni nos carcajeamos de experiencias humanas, simplemente tratamos de entenderlas”.