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domingo, 8 de mayo de 2016

Los cinco rasgos básicos de la Patanería

  Artículo de mi amigo Ignacio Lirio Barajas publicado en Medium que tengo el honor de compartir con Ustedes con su autorización.
 Ignacio Lirio es escritor, formador en diseño digital multimedia, y conferenciante. Entre la temática de sus publicaciones destacan la Procastinación y la Patanería.
  Pueden seguirlo en twitter @ignaciolirio  




 Los cinco rasgos básicos de la Patanería.

   Aprende a identificar fácilmente a los patanes que te rodean.


  No representan a ninguna mayoría social, pero están por todas partes. Sus efectos son proporcionales a la densidad de población, por eso son un fenómeno sobre todo urbano.
 Hablo de la figura del Patán. aquel individuo que es sistemáticamente incapaz de comportarse diligentemente en sociedad. Patán es aquel elemento que no sabe fluir adecuadamente entre la colectividad. Por lo tanto, o bien atropella (por exceso) o bien estorba (por defecto). No hace falta que sean mayoría para que arruinen cualquier intento de armonizar el funcionamiento de la cotidianidad, aportando inconscientemente dosis de malestar colectivo.
  Y es que el patán es un estúpido en el sentido Cipolliano del término: provoca malestar ajeno a cambio de malestar propio, o a cambio de nada en absoluto.
  Hoy en día basta una tarde en el tráfico de la ciudad, en el transporte público, en un supermercado o un aeropuerto para sufrir decenas de veces el acoso del patán.
 ¿Cuáles serían los cinco rasgos típicos de la Patanería?

  1 Impaciencia patológica: los patanes no saben lo que es esperar de manera consciente. Basta con tomar un vuelo para comprobarlo. En la puerta de embarque, cuando se hace la primera llamada, a pesar de las indicaciones precisas de ordenación del personal (dos colas, primero los pasajeros de las últimas filas de asientos, etc.) se produce de manera inevitable un tumulto desordenado que recuerda más a cualquier escena de una película de zombies que a otra cosa. ¿Para qué tanta prisa en embarcar? El avión no despegará antes, y los asientos de la sala de espera son infinitamente más confortables que los del aparato.

  La escena se repite a la hora de desembarcar del avión. Mucho antes de que se apague la señal de cinturones de seguridad y el avión pare completamente, ya hay numerosos viajeros contradiciendo las normas, poniéndose en pie en busca de su equipaje de mano. Como si eso fuera a acortar por arte de magia el tiempo de espera antes de salir.
 2. Desproporción del Volumen de Espacio Vital (DVEV): el patán siempre tenderá a ocupar el máximo espacio posible, y a que ese espacio esté en el lugar más inoportuno posible.
 Por ejemplo, de todos los sitios posibles para detenerse, los patanes tienen especial predilección por el
umbral de las puertas, las entradas y salidas de las escaleras, o la mitad de los pasillos. Y si en esos pasillos están circulando, lo harán por el centro y siguiendo una errática ruta zigzagueante, lo más parecido a un random walk, con tal de tomar posesión del máximo volumen vital posible. Otra muestra de DVEV son los asientos del transporte público. ¿Para qué emplear los espacios dedicados al equipaje cuando puedo dejar mis bolsas en el asiento contiguo?
 3. Enajenación de la Realidad Circundante (ERC): otra característica propia del patán, relacionada con la anterior, es su fascinante capacidad para desconectar de la realidad que le rodea y por lo tanto de la responsabilidad que ello implica, sobre todo en el espacio público. A día de hoy, no existe mejor ejemplo de ERC que la atención perpetua al smartphone. Gente caminando absorta mirando pantallitas por la calle, o peor aún, enviando mensajes de texto mientras está a los mandos del coche.
En sus formas más elementales, la ERC puede ser una vez más la imagen del patán estorbando en mitad de un paso, con gesto abúlico.
El patán siempre tenderá a ocupar el máximo espacio posible,
y a que ese espacio esté en el lugar más inoportuno posible.
  4. Estridencia: otra forma de atropellar es invadir el medio ambiente sonoro compartido. Una manifestación de la estridencia del patán que me llama la atención, es la que observo un sábado por la mañana comprando en el hipermercado. ¿Qué necesidad hay de recorrer los pasillos del lineal haciendo la compra con verbosidad? ¿Por qué tengo que escuchar a gente comentando, vociferando, que no hace falta comprar leche porque todavía quedan tres packs en la despensa de la tía Felisa?
  5 Autodefensa Absurda (AA): este rasgo se pone de manifiesto en cualquier encontronazo dialéctico de corte patánico. El patán tiene una tendencia a llevarlo todo al terreno personal, y una vez allí, es pasto de las dicotomías y todo tipo de falacias. ¿Y eso qué tiene de malo?”, “Yo no te he insultado”, “Hago lo que me da la gana”son algunas de las coletillas más usuales con las que el patán apuñala la concordia con entusiasmo.

 Lo más habitual es que en nuestros encuentros diarios con los patanes, identifiquemos todos estos cinco rasgos fundamentales, a menudo concentrados en un mismo individuo y en el espacio-tiempo.
 Existen otros muchos rasgos que perfilan la patanería, que darían para más artículos, pero enrollarse con ello ahora sería algo bastante patán por mi parte.

  ¡Suerte ahí fuera!

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