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viernes, 16 de diciembre de 2016

Que twitter se maquille y se pinte los labios de carmín

  

   "Retuitear no le hace daño a nadie, pero tanto ego sí". @Naomi_Her

  La tarifa plana en la telefonía es un logro de las mujeres, a los hombres nos sobraban los minutos. Las relaciones impersonales de los chats nos permitió la única utopía humana posible, la de acercarnos al Otro sin miedo, pero eligiendo a nuestros contertulios con arreglo a nuestro marco de valores y fines perseguidos. Las Redes Sociales terminaron por desbordarnos con la paradoja de que la ventana a la que nos asomamos expresando nuestro ego, termina perdiendo todo rastro de individualidad sometiéndonos al grupo y por esta razón su crecimiento espectacular anida en la capacidad de modelar nuestras vidas mediante el contagio de los roles y la formación de estados de opinión. Vid. Su esquema comporta dos aspectos esenciales: su capacidad de ser un altavoz amplificado y la de aglutinar amistades e intereses y opiniones comunes.
  Ahora bien, las redes están diseñadas para invitarnos a hablar de uno mismo, de tus motivaciones, creencias, aficiones, etc. A fulanito le gusta esto, ¿qué estás pensando?, escribe sobre ti, invita a alguien a tu red... En otras palabras, hablo de mí y busco intereses para mí, etimológicamente un puro monólogo y no un compartir logos.
  El hábito de hablar en lugar de escuchar, es el triunfo subliminal del elemento masculino frente al universo femenino, el castigo de la diosa Némesis a Narciso y a la ninfa Eco, quien por entretener conversando a Hera para que Zeus pudiera tener aventuras extraconyugales, fue castigada a no tener voz propia y a repetir como un loro las últimas palabras que escuchase en boca ajena. Narciso se cansó de escuchar su propia voz y desdeñó su amor, por lo que triste y abatida, se diluyó en las montañas dejando su eco. Por su parte, Narciso, embelesado en su propia imagen, se olvidó de comer y beber muriendo de inanición a orillas de la fuente. Tal vez este mito resuma la trampa de las redes sociales: mujeres castigadas a no ser escuchadas y hombres ensimismados hablando de sí mismos que terminan anoréxicos, es decir, metafóricamente, perdiendo su virilidad.
  La necedad y el mal producen exceso de información, o lo que es lo mismo desinformación, que junto al uso delictivo y difamatorio de la red son los dos enemigos en los que se apoyan los liberticidas para que internet pierda su arquitectura abierta. La libertad siempre está en peligro. El flujo informativo libre de internet está siendo utilizado por los espías y los grandes poderes.- Vid.- En tiempos de la libertad sexual al menos en los países occidentales, ya no es necesario que la ninfa Eco tenga que dar palique a Hera para que Zeus se dé su homenaje. Es mucho mejor que Eco platique con Narciso y además tendremos un happy end del mito. Donde está el peligro, la salvación también, sentenció Hölderlin. Dejemos que el peligro nos aceche en forma de ira de Zeus por no conseguir que Eco sea su cómplice, y permitamos que se pinte los labios con carmín y se maquille para seducir a Narciso. En otras palabras, que la mujer se sienta escuchada y que el hombre descubra el universo femenino.
  Facebook es más femenino, tiene tarifa plana de caracteres e inserción de imágenes; por el contrario, Twitter es más masculino, 140 caracteres sobran para el rebuzno, el insulto, las amenazas y la impotencia intelectual.
  Las etiquetas que incluimos en nuestros perfiles, nos etiquetan y a menudo nos hacen perder el control de nuestros fines. Como afirmaba Oscar Wilde, nadie escucha, tan solo espera su momento de réplica, pero ese momento de réplica me recuerda a Diógenes que dialogaba con su estatua para acostumbrarse a la indiferencia humana, solo que la estatua de Diógenes hoy es la foto de un animal, de un paisaje, de un monumento, de un personaje etc., es decir de quien se aprovecha del anonimato para difamar sin dar la cara.
  Tal vez haya que recuperar cierta dosis de nuestra mismidad. Y es que al final, el viejo Aristóteles tenía razón, su antropología perseguía la individualidad frente a la colectividad.

  Que Twitter (hemos convenido en que es más masculino) se maquille y se pinte los labios de carmín, en otras palabras, que exija de cada tuitero su  photoshop  para que los 140 caracteres sean el próximo logro de las mujeres: una tarifa plana de palabras del microblogging en favor de la racionalidad, el diálogo, la sabiduría, la poesía, la cortesía y todo lo excelso de lo humano.

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